/content/dam/fundacion-banco-santander/es/imagenes/cultura/arte/coleccion/obras/A-1036-S_el_espejo_de_la_muerte_alta-1920.jpg != null ? bannerSimple.alt : true}

José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945)

El espejo de la muerte

hacia 1929

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre lienzo, 83 × 66 cm

Solana debió de realizar esta obra como homenaje a Miguel de Unamuno, quién en 1913 había publicado El espejo de la muerte, donde al igual que en esta pintura, se refleja la contingencia humana, se evidencia el dolor y la soledad, y se plantea una reflexión sobre la propia existencia.

El espejo, conservado en el Museo Municipal de Madrid, tiene una curiosa historia: el marco, que provenía de una iglesia, guardaba en su interior un cartón sobre el que se anotaban los nombres de los fallecidos. Fue adquirido por un anticuario para enmarcar un espejo que regalaría a su joven hija, pese a que el vendedor le previno sobre la fatalidad de reflejarse en él. Efectivamente, la joven moriría repentinamente al poco tiempo.

En esta obra, a caballo entre la religión y la superstición, Solana recrea la leyenda, centrando la composición en el espejo, ubicado entre la joven viva y la joven muerta; en medio, un arcón de novia, del que surge la muerte. En primer plano las manos unidas de la pareja indican un pacto post mortem, un juramento de amor eterno, que nadie podrá destruir.

Solana conservó siempre estas manos, realizadas en mármol, entre sus efectos personales y hoy se encuentran formando parte del Archivo Solana en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

El pintor confronta la vida y la muerte en una obra de claro contenido simbolista.

María José Salazar