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José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945)

Los húngaros

hacia 1922-1923

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre lienzo, 90 x 70 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado en el ángulo inferior derecho “J. Solana”

Solana nos deja en su obra literaria un minucioso y detallado relato de los derribos que se estaban llevando a cabo para la ampliación del segundo tramo de la Gran Vía madrileña, que tuvo lugar entre 1917 y 1922, fruto sin duda de su deambular constante por las calles de la capital.

En sus escritos de Madrid callejero, publicados en 1923, nos describe el singular mundo que rodeaba a estas obras, que comenzaba en los solitarios solares al terminar el trabajo diario, en los que se desarrollan diversas atracciones, a las que concurren los titiriteros, adivinos y húngaros, que describe en un capítulo completo con la misma denominación: “Los húngaros de los monos y el oso eran los que ganaban más dinero y los que trabajaban más por estos descampados, donde ponían sus carritos los vendedores de cacahuetes, bellotas, naranjas y las chuletas de la huerta […] uno de los húngaros toca el tambor y una corneta […]. También se ven algunos de estos húngaros con el pandero y un garrote debajo del brazo y un oso lleno de cascarrabias, el cual lleva puesto un bozal y al redoble del tambor empieza la función”.

En esta pintura recrea minuciosamente ese relato, utilizando como marco las calles y casas del Madrid antiguo que iban a ser derribadas. En el centro de la composición aparece un domador húngaro con un oso rodeado de madrileños agrupados y dispuestos como en un retablo.

Se trata de una escena real del Madrid del momento, en la que podemos apreciar las costumbres, la vestimenta y el ambiente de las calles. Representa una fiesta, pero el tono sombrío de negros y ocres le confiere una atmósfera apagada, muy solanesca, dibujada además de forma tosca.

María José Salazar