El proceso de obra
Durante los primeros cuatro meses, en la fase inicial del proyecto, se vació por completo el interior del edificio. Pinturas, esculturas, elementos decorativos y mobiliario de gran relevancia histórica y artística han sido retirados para protegerlos del proceso de la obra.
La pieza, de estilo Adam, pesa más de 700 kilogramos y tiene unas dimensiones de 7,50 x 14,50 metros. Para su retirada de la Sala del Consejo, durante el vaciado del edificio, fueron necesarias 14 personas que la doblaron, enrollaron y embalaron.
Llegó a Santander en 1962, junto al resto de alfombras que el Banco encargó en 1958 a Miguel Stuyck, un fabricante muy vinculado a la Real Fábrica de Tapices de Madrid. Ha vestido la Sala del Consejo desde entonces.
De todo aquel encargo, esta era la pieza más singular. Fue tejida con una densidad de 89.600 nudos por metro cuadrado. El resto de las alfombras elaboradas en la misma fábrica tenían una densidad 4 veces menor, incluidas las del Palacio Real, que contaban con 19.600 nudos por metro cuadrado.
Fue confeccionada como una sola pieza. Hubo que fabricar un telar de dimensiones y dureza excepcionales, con madera de pinos de Valsaín, para poder realizarla. En su manufactura intervinieron entre 9 y 12 oficiales que diseñaron los motivos del dibujo a seis colores con un realismo excepcional.
Es una de las pocas alfombras fabricadas en España con estas características que aún se conservan. Tanto sus especificaciones técnicas como el estilo de su dibujo la convierten en una pieza de gran valor histórico y artístico.
Desde su instauración como sede financiera el Edificio Pereda ha albergado algunas obras de arte singulares de la Colección Banco Santander.
Estas piezas han formado parte de la historia del interior del inmueble y están casi siempre relacionadas con la ciudad de Santander. Una de las primeras representaciones de la bahía, obra de Matthäus Merian, o un paisaje montañés del reconocido artista cántabro Agustín de Riancho, son buena muestra de ello.
Pero, ante todo, destacan las realizadas por un artista excepcional y único en la historia del arte: José Gutiérrez Solana. Antes de vaciar el edificio había en Pereda nueve lienzos del pintor, todos datados en la primera mitad del siglo XX. Son solo una parte de los que integran la Colección Banco Santander. Este conjunto de Solanas fue iniciado por Emilio Botín Sanz de Sautuola y potenciado posteriormente por su hijo y sucesor, Emilio Botín. Su germen se debe sin duda al común origen cántabro del pintor y de la familia Botín así como a la enorme calidad del artista.
Solana fue el creador de todo un universo plástico. En las paredes de las salas de reuniones de Pereda estaban representadas escenas de carnaval, de tauromaquia, el lumpen de su época o escenas femeninas. Todas ellas dramáticas y oscuras, con un estilo absolutamente original e inclasificable.
La Colección Banco Santander incluye en la actualidad 34 obras de José Gutiérrez Solana, el conjunto más amplio del artista en todo el mundo. Maria José Salazar, experta en el autor, ha analizado cada una de ellas.
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Hasta su desmontaje en 2020, la Sala del Consejo fue la estancia más representativa del edificio Pereda. Se decoró en la década de 1960 recreando el dieciochesco estilo Adam, y en ella se colocó como elemento central la chimenea diseñada en 1774 por Giovanni Battista Piranesi (Mogliano di Mestre, 1720 – Roma, 1778). Este arquitecto y grabador alcanzó gran relevancia en su época. En su taller se producían todo tipo de objetos escultóricos, que eran demandados principalmente por la aristocracia británica. Uno de los pocos ejemplos de esta producción que ha llegado hasta nuestros días es precisamente la chimenea de la sala del consejo. Realizada en mármol blanco, pórfido rojo y alabastro, el panel central se compone de una tableta del siglo II d.C. con decoración figurativa en torno al dios Baco. Piranesi hábilmente adapta todos estos elementos a los gustos decorativos de la burguesía inglesa del s. XVIII.
La pieza es adquirida por Don Emilio Botín Sanz de Sautuola en 1958 en el marco del proyecto de reforma y de ampliación de la sede institucional de Banco Santander, donde permanece hasta la actual remodelación del edificio Pereda para su reconversión en un espacio cultural y de ocio. Actualmente la chimenea se expone en el archivo histórico de Banco Santander junto a grabados del propio Piranesi que nos muestran la admiración del italiano por el pasado etrusco y romano.
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El pasado 20 de mayo tuvo lugar en Santander el acto de colocación de la primera piedra del Faro Santander, con el que Ana Botín inauguró las obras del histórico edificio, que pronto pasará de ser sede financiera a referente cultural de Cantabria. La ceremonia contó también con la presencia del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y la alcaldesa de la ciudad de Santander, Gema Igual.
En su discurso la presidenta hizo emotivas menciones a su abuelo Emilio Botín-Sanz de Sautuola y López, y destacó que este nuevo espacio, al unir cultura y desarrollo, se convertirá en un lugar de encuentro e innovación.
Con el fin de conservar la historia de este gran edificio para las generaciones futuras, se creó una cápsula del tiempo, en la que Ana Botín introdujo los siguientes documentos:
Para representar el paso del tiempo, Botín añadió también los ejemplares del día de El Diario Montañés y Alerta, el vídeo de apertura del acto en el que visita por última vez el edificio antes de las obras y la Memoria anual de la entidad.
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