Joost de Momper (Amberes, Bélgica, 1564-1635)
Paisaje montañoso
Hacia 1625-1630
INFORMACIÓN DE LA OBRA
Óleo sobre lienzo, 140 × 162 cm
Joost Momper fue un polifacético artista flamenco que cultivó igualmente el grabado y el dibujo que la pintura, aunque pasó a la posteridad especialmente por su habilidad en este último género. Tras un periodo de formación con su padre Bartholomeus Momper, un apenas conocido pintor de la ciudad de Amberes durante el periodo más convulso de la historia de la ciudad, Joost ingresó en el gremio local de pintores de San Lucas hacia 1581. Las primeras noticias de su actividad delatan su vinculación con la casa gobernante en los Países Bajos desde muy pronto. Uno de sus primeros trabajos conocidos data de 1594, cuando trabajó junto al pintor Cornelis Floris en las decoraciones efímeras para la entrada del archiduque Ernesto de Habsburgo en Amberes. Al año siguiente se le conoce la realización de diversos diseños de tapices para el archiduque Alberto de Habsburgo. Se tienen noticias de la realización de un breve y apenas documentado viaje por Italia, conservándose de ese momento diversos dibujos de paisajes y vistas de ciudades en la línea de Paul Brill, el gran paisajista flamenco algo mayor que él que eclosionó en Italia. Son modelos cercanos también a la obra del flamenco italianizado Ludovico Pozzoserrato (Lodewijk Toeput), activo en Venecia, lo que hace pensar que Momper pudo conocer la ciudad adriática. En la década de los noventa estaba de vuelta en Amberes, siendo ya en 1611 decano del gremio de San Lucas.
Pese a que casi ninguna de sus obras puede ser fechada con certeza, se aprecia una clara evolución estilística en ellas. Sus primeras pinturas se caracterizan por la inclusión de abruptas y geométricas montañas quizá serpenteadas por algún camino. Son obras de gran relación con la pintura de Tobias Verhaecht, uno de los maestros de Rubens, y conceptualmente paralelas a los paisajes montañosos de Pieter Brueghel el Viejo, donde el aspecto amenazador de la naturaleza queda patente a través de los efectos de luz y el dramatismo general de la escena. En ellas también son evidentes las deudas de la pintura de Joachim Patinir, el padre del paisaje flamenco.
El periodo de mayor producción, desde 1600 a 1625, se caracteriza por representaciones más realistas, con una fuerte tendencia topográfica evidenciada a través de un estilo ligero y suelto, que transmite la sensibilidad natural de los paisajes. A la vez, la presencia de actividades humanas en los paisajes se va acentuando progresivamente en su obra. Del mismo modo, el esquema tradicional de componer mediante los tres colores –marrón, verde y azul– según el plano de la pintura, propio de sus primeras obras, dio paso a composiciones menos complicadas, basadas en la única existencia de dos planos principales. De este periodo ha de ser el Paisaje montañoso, una obra que procede de la colección del marqués de Leganés y que estaba ya en España en vida del pintor, lo que la convierte en un magnífico ejemplo de la admiración que obtuvo por parte de los principales coleccionistas del momento y la gran difusión de su obra por toda Europa.
La obra tardía de Momper no evoluciona en exceso; sus paisajes montañosos crecen en tamaño y la pincelada se vuelve más suelta, pero continúa con los mismos motivos. Se conservan aproximadamente medio centenar de pinturas de su mano, siendo frecuente la colaboración con otros autores dado el sistema de especialización de los pintores flamencos. Entre sus discípulos directos se encuentra Louis Caulery y Jan Fouquier. [José Juan Pérez Preciado]