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Antoni Clavé (Barcelona, 1913 – Saint-Tropez, Francia, 2005)

Faunes et guerrier (A don Pablo) [Faunos y guerrero (A don Pablo)]

1985

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo y collage sobre lienzo, 195 × 250 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado en el ángulo inferior derecho: «Clavé» Inscripción al dorso: «Faunes et guerrier (A don Pablo)

Antoni Clavé formó parte de la llamada Escuela de París, que reunió a artistas españoles de diversa índole afincados en la capital francesa antes y después de la Guerra Civil. Nacido en una familia modesta, se vio obligado a trabajar en un negocio de lencería en su juventud. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sant Jordi y debido a su extraordinaria habilidad como dibujante, se inició en el mundo artístico a través del cartelismo cinematográfico y la ilustración. Durante la guerra, defendió la República y en 1939 llegó a Perpiñán junto a los restos del ejército republicano. Ese mismo año se asentó en París y realizó sus primeros assemblages. Tras una primera obra intimista, en 1944 conoció a Picasso. Su pintura se tornó entonces, y hasta bien entrados los años cincuenta, en clara deudora de la del maestro malagueño, quien ejercería una influencia definitiva en su producción. Los lienzos de Clavé se llenaron de arlequines, músicos y pintores en sus talleres. Buen ejemplo de este influjo es La coupe [La copa], una obra en la que la manera de componer las figuras, e incluso la copa que da nombre al lienzo, tiene reminiscencias claramente picassianas.

A mediados de los años cincuenta y durante los sesenta, trabajó en series de reyes, reinas y guerreros que supondrían el paso definitivo en su obra de la figuración al informalismo. Se trata de personajes hieráticos, caracterizados por fuertes contrastes de color y el uso del ensamblaje en algunos de los casos. Mientras que los reyes y las reinas están más ligados al retrato tradicional, la serie dedicada a los guerreros plantea una renovación más clara. En estas composiciones, la cabeza y los atributos suelen ser la parte más definida de la obra, mientras que el resto es cuestión de trazo, color y materia. En el caso de Guerrier au fond rouge [Guerrero sobre fondo rojo], Clavé utiliza además un contraste propio de su paleta, rojo y negro, colores que enraízan su obra con la tradición pictórica española.

A partir de entonces, como refleja la obra Peinture [Pintura], las figuras humanas de sus composiciones irían perdiendo rasgos hasta convertirse en un conjunto de trazos que, sin abandonar completamente las referencias figurativas, son obras abstractas. Clavé desarrollaría estos dos mundos no sin cierta ambigüedad: en el caso de la obra citada, el color y la densidad matérica conviven con la presencia de una mesa cubierta por un mantel.

Pero si hay una característica que acompañó al artista a lo largo de su producción, es el interés por la experimentación. El gusto por el uso de materiales no convencionales hizo del collage su medio artístico por excelencia. En el desarrollo de esta práctica, como bien puede verse en la obra Composición, el artista se vería obligado a medir sus fuerzas. Siguiendo el consejo de Picasso de que no fatigara las obras, Clavé tuvo que concentrarse en lo necesario: dejar hablar a los materiales y encontrar el equilibrio perfecto entre ensamblaje y pintura.

Desde los años setenta, la presencia de telas arrugadas en su obra se convertiría en una constante. No se trata, frente a lo que se pudiera pensar, de telas o papeles adheridos al lienzo sino dibujados con la fidelidad propia de un pintor preciosista. Estos trampantojos se convertirán en el centro de una serie de composiciones en la década de los ochenta, a los que el pintor añade personajes, guerreros y faunos esbozados en escasos rasgos, como en el caso de Faunes et guerrier (A don Pablo) [Faunos y guerrero (A don Pablo)]. Es, para Clavé, un momento de tomar distancia y homenajear al maestro malagueño, de mirar atrás y ver el largo recorrido andado desde la influencia picassiana de los años cuarenta. [Inés Vallejo]