Isidre Nonell (Barcelona, 1873-1911)
Dolors
1910
INFORMACIÓN DE LA OBRA
Óleo sobre tabla, 71 × 53 cm
OTRA INFORMACIÓN
Firmado y fechado en el ángulo superior derecho: «Nonell / 1910»
Isidre Nonel fue el líder de la generación postmodernista catalana, tanto por su fuerte personalidad como por su base teórica y su originalidad como pintor. Estilísticamente se inserta de lleno en la mejor línea del postimpresionismo europeo. Admirador de Degas, Manet, Monet, Toulouse-Lautrec y Daumier, su interpretación de la pintura de estos artistas fue, sin embargo, profundamente personal. Nacido en Barcelona en 1873, muy pronto se orientó hacia la pintura y entre sus primeros amigos figuran Joaquim Mir y Xavier Nogués. De sus primeros maestros, el que tuvo mayor importancia fue Lluís Graner. Sus primeras obras conocidas son de una luminosidad que recuerda a los macchiaioli italianos. Poco después, sin embargo, acusa ya la influencia del Rusiñol parisiense.
Su paso por la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, la Llotja, donde ingresó en 1893, fue importante, sobre todo, por ser allí donde se fraguó el grupo de amigos pintores que constituiría la Colla del Safrà, con Canals, Pichot, Mir, Juli Vallmitjana y él mismo. Sus óleos de esta época partían aún del modelo Casas-Rusiñol por su apego a la temática suburbial, aunque en lugar del suburbio montmartrés de aquellos, en Nonell y sus compañeros encontramos un suburbio cercano a Barcelona. Además, en contraste con el realismo suave de los modernistas, en las obras de este grupo de jóvenes se aprecia un menor grado de idealización, una visión más directa de la realidad.
El dibujo Cantante de cabaret es situable por su temática en esta primera etapa. El trazo, enérgico y rápido, tiene aún la tosquedad de los dibujos primerizos del artista –resuelve aún deficientemente, por ejemplo, el detalle de las manos, elemento que, por otra parte, nunca fue grato al Nonell pintor o dibujante–, por lo que no se cree que este dibujo sea posterior a 1900.
Más tarde, el arte de Nonell adopta un giro hacia el tremendismo cuando, a raíz de una estancia en el valle pirenaico de Bohí, se dedica a retratar a los tipos humanos afectados de cretinismo, que allí era abundante. De nuevo en Barcelona, tras una etapa en París, no abandona la temática «negra» y se centra en figuras de gitanas, en las que nunca trató de reflejar un pintoresquismo folclórico, sino una presencia contundentemente vigorosa y sobriamente patética.
En 1907 se produciría un cambio importante en las obras del pintor: sin abandonar su casi exclusiva temática de figuras femeninas, deja a un lado los temas miserabilistas y las modelos gitanas, y pasa a pintar mujeres blancas en actitudes claramente relajadas. Los tonos de sus cuadros se vuelven más claros, como si el artista se hubiera contagiado del optimismo reinante en la vida cultural catalana de aquel momento, dominada por el noucentisme o, lo que era lo mismo, la cultura nueva, la del novecientos. Dolors [Dolores] pertenece de lleno a esta última etapa de su pintura, en la que una plácida serenidad siempre teñida, pese a todo, de gravedad, había sustituido al inicial tremendismo del pintor. [Francesc Fontbona]