Antonio Saura (Huesca, 1930 – Madrid, 1998)
Dama en su habitación
1966
INFORMACIÓN DE LA OBRA
Tinta china y gouache sobre papel, 90 × 63 cm
OTRA INFORMACIÓN
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho: “Saura, 1966”.
Los orígenes de Antonio Saura, como los de muchos de los pintores de su generación, fueron autodidactas. Y su primera orientación, igual que muchos pintores que en los años cincuenta pasaron a militar en la aventura informalista, fue el surrealismo, tendencia agotada pero que en los años cuarenta aún mantenía cierta vigencia y era punto de referencia para jóvenes artistas con inquietudes renovadoras que, por entonces, se iniciaban en la pintura. A esta corriente obedecen algunas de sus obras iniciales, realizadas a fines de la década de los cuarenta. Pero lo que fue un acontecimiento esencial para su formación es su estancia en París entre 1953 y 1955, en la que realizará diversas exposiciones. En 1957, funda con otros artistas como Canogar, Feito, Millares, Rivera, Francés, Suárez y Serrano, el grupo El Paso, uno de los punteros en el lanzamiento y definición de una vanguardia española en sintonía con las tendencias internacionales.
El arte de los pintores de El Paso no está marcado por la proyección de un conjunto de normas y principios codificados, sino por un desarrollo de la expresividad individual. Es este rasgo el que proporciona una cierta unidad a las manifestaciones de sus componentes. También su adscripción al expresionismo abstracto de carácter angustiado y existencial. Sin embargo, el arte de Saura, que se integra en esta exaltación de la expresividad, mantuvo siempre la referencia figurativa. A pesar de que sus obras llegan a los límites de la expresividad en imágenes surgidas de una contaminación de la pintura de acción, en Saura siempre existe una referencia a la realidad, especialmente a la figura humana, angustiada en un espacio opresor y marcada por el acento de un color reducido a negros, grises y blancos tanto en sus óleos como en sus dibujos y grabados. Así aparece en sus retratos imaginarios y crucifixiones, donde la figuración actúa como disculpa y soporte de la expresividad gestual de la pintura.
Dama en su habitación muestra claramente esta síntesis entre abstracción y figuración que define la pintura de Saura. La referencia de un espacio, la presencia de una figura comprimida dentro de él, la reducción del color a los tres citados y la expresividad del gesto, al supeditarse a la descripción de un tema figurativo, se traducen en una exaltación de la distorsión y el valor expresivo y angustiado de la deformación. La referencia espacial se hace a través de un esquema lineal sobrepuesto a un fondo como sugerencia de un habitáculo en el que una figura padece la angustia existencial de vivir. [Víctor Nieto Alcaide]