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Equipo Crónica (Valencia, 1964-1981)

Adami y Goya en el salón

1974

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Acrílico sobre lienzo, 146 × 114 cm

En Valencia, tres pintores constituyeron entre 1964 y 1965 un grupo al que llamarían Equipo Crónica: Manolo Valdés (Valencia, 1942), Rafael Solbes (Valencia, 1940-1981) y Joan-Antoni Toledo (Valencia, 1940-1995). Aunque este último se desvinculó al año siguiente, Valdés y Solbes continuaron desarrollando su proyecto de creación compartida hasta 1981, cuando murió Rafael Solbes. Dejaron de firmar sus cuadros individualmente para trabajar los dos en los mismos lienzos.

Frente a la pintura del informalismo europeo y del expresionismo abstracto norteamericano, así como a las abstracciones geométricas, la pintura del Equipo Crónica adoptó un lenguaje realista y distanciado mediante el empleo de técnicas como la serigrafía, las tintas planas y la apropiación constante de motivos tomados del entorno político y de la historia del arte. Su vocación realista procedía de la anterior vinculación de sus miembros con Estampa Popular de Valencia, y se diferenciaba claramente del realismo contemporáneo más tradicional. Evitando la subjetividad del gesto pictórico espontáneo, combinaban con aparente objetividad diferentes estilos, personajes y elementos tomados de la pintura barroca y contemporánea. Cada cuadro se convertía en una ocasión para confrontar elementos fragmentarios de estilos pictóricos diversos con grafismos o retazos de la vida cotidiana y los medios de comunicación. Conocedores del arte pop, compartían rasgos con este movimiento, pero se hallaban más próximos a los franceses Aillaud y Recalcati y al español Arroyo, con una figuración crítica y ácida, que a los pop americanos. Desde 1966 Solbes y Valdés empiezan a incluir «citas» de cuadros de Velázquez, Ribera, El Greco o Goya, introduciéndolos en un contexto bien distinto en el que adquieren nuevos significados y formulan nuevas preguntas. Las series que realizaron dan cuenta de este ir y venir por la historia de la pintura, por la práctica de pintar y por el conflictivo mundo ante el cual se posicionan críticamente.

Adami y Goya en el salón inserta la Leocadia de Goya –una de las protagonistas de las Pinturas negras– con sus impactantes oscuros y su bien conocida mirada perdida, junto a las formas coloristas delimitadas por trazos negros de Valerio Adami. Con grandes letras aparecen los nombres: el de Goya en rojo, cuidadosamente caligrafiado; el de Adami según el diseño tipográfico de los cigarrillos Ideales.

Por su parte, Menina es una de las variantes escultóricas de Menina IV, que el Equipo Crónica proyectó en el último año de su existencia. La disposición de los brazos extendidos sobre la falda y el perfil de media luna de la cabeza, repiten la silueta de la infanta Margarita de Austria y de la reina Mariana. Sin embargo, el detalle de la mujer está tomado de una de las damas urbanas del expresionista alemán Ernst Ludwig Kirchner. La menina presta su cuerpo para una especie de «ocupación» por parte de la vanguardia. Hay aún otro detalle elocuente: la figura sujeta en su mano izquierda un gran abanico abierto, que constituye un elemento recurrente en toda una serie de obras de principios de los ochenta: el tema del ruedo ibérico, basado en Picasso y tratado en varios cuadros del Equipo. [Carmen Bernárdez]