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Manufactura de Alcora

Copa

Serie de chinescos (1727-1749)

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Cerámica, loza decorada en verde y naranja, alt. 10 cm

La manufactura de Alcora fue fundada en 1727 por el IX conde de Aranda en terrenos de su propiedad en la actual provincia de Castellón. El objetivo era crear una fábrica de lozas y porcelanas de lujo que compitiera con las manufacturas extranjeras. Los privilegios reales, entre los que destacaban la exención de impuestos en la exportación de piezas y la libre entrada de materiales desde el extranjero, permitieron que esta manufactura persistiera hasta mediados del siglo XIX a pesar de no contar apenas con beneficios.

A lo largo de su existencia, la fábrica se convirtió en un modelo de organización y en un referente de orientación estética gracias a la contratación de especialistas extranjeros, artistas y «secretistas» que aseguraban conocer el secreto para la fabricación de la porcelana. Además, la creación de una academia de aprendices permitió a la manufactura continuar proporcionando una producción de máxima calidad.

Desde su fundación, y a lo largo de su primera época (1727-1749), estuvo regentada por artistas extranjeros, encargados de marcar la pauta de los distintos estilos ornamentales. Édouard Roux, director de la fábrica entre 1728 y 1735, introdujo los motivos decorativos y las formas procedentes de las manufacturas de la Francia meridional. En Alcora se copiaron fielmente todos los modelos que, al difundirse por el resto del país, fueron asimilados por otros centros alfareros en versiones más populares.

Uno de los artistas franceses que destacó por la utilización de la policromía y de un nuevo repertorio ornamental de estilo rococó fue Joseph Olérys (1697-1749). Este pintor, oriundo de Marsella y formado en Moustiers, fue contratado por el IX conde de Aranda en 1727 cuando fundó la manufactura de Alcora donde trabajó durante diez años. En 1740 regresó a Moustiers y se asoció con su cuñado Jean-Baptiste Laugier para instalar su propia fábrica en dicha comunidad. Durante su estancia en España dejó de lado la paleta azul para cultivar la policromía y sustituyó la temática religiosa por la mitológica. A él se debe la creación de varios estilos decorativos, como la serie de chinescos, que revela el gran interés que despertaba en el siglo XVIII todo lo referente al Imperio chino. Se trata de composiciones en las que se representa un mundo imaginario poblado de personajes grotescos (medio humanos, medio animales) que suelen aparecer tocando instrumentos musicales o bailando, mezclados con figuras de chinos, pastores, animales quiméricos y aves, que mantienen un perfecto equilibrio con los ramilletes de flores de patata o con las ramas de crisantemos y los insectos que les rodean.

Esta copa pertenece a una tipología poco común en la cerámica de Alcora. Está decorada con la flora y la fauna características de la serie de chinescos —ramas floridas, aves e insectos—, aunque en color verde y naranja, tonalidades poco habituales en esta serie.