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Joaquím Sunyer (Sitges, Barcelona, 1874-1956)

Les noies Daure

Hacia 1935-1936

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre lienzo, 93,5 × 75 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado en el ángulo inferior izquierdo: «Sunyer».

Joaquim Sunyer nació en Sitges pero a los 15 años se instaló con su familia en Barcelona. Estudió en la Llotja, si bien no se sometió demasiado a los rigores académicos: buscaba otros caminos, paralelos a los de sus compañeros de curso Mir y Nonell.

En 1896, siendo un pintor prácticamente desconocido, se traslada a París, donde alcanza cierto renombre. De 1901 a 1904 reside en el Bateau-Lavoir, el famoso edificio en Montmartre que albergaría a los principales nombres de la primera vanguardia internacional. Es una etapa en la que dominan las influencias de Steinlen en sus dibujos –influencia que se remonta a su periodo barcelonés– y del postimpresionismo en su pintura: Bonnard, Vuillard, a veces Tolouse-Lautrec, el eco del Degas de plenitud…

Tras un viaje a España, en el que conoce el Museo del Prado y toma de nuevo contacto con su Sitges natal, su postimpresionismo entra en crisis: tal vez por su reencuentro con el Mediterráneo, o por las largas conversaciones que mantuvo con el Renoir maduro, o quizá por contagio de Eugenio d´Ors. Posiblemente todos estos factores influyeron, así como la crisis del postimpresionismo francés, desbordado por la aparición de nuevas corrientes, como el fauvismo o las primeras vanguardias.

Sunyer cambió entonces radicalmente. No fue, sin embargo, para abrazar ninguna de estas nuevas tendencias. Aunque algo de ellas sí que aprovechó, su nuevo estilo fue una síntesis personal. De los fauves tomó su valoración alegre y decidida del mundo mediterráneo; de los cubistas, una visión muy estructurada de las cosas y una sobrevaloración de los volúmenes. No obstante, dista mucho de ser un fauvista o un cubista: su síntesis la presentó en una exposición individual celebrada en Barcelona en 1911, en la que se consagra como el nuevo líder pictórico del noucentisme. Aquel nuevo estilo caracterizaría la obra de Sunyer para el resto de su vida. Es un arte plácido, aplomado, sereno. En vez de captar un momento fugaz, una sensación concreta, sintetizaba un paisaje o una figura perennes, y por ello su arte adquiría un carácter arquetípico.

La Colección Banco Santander atesora dos obras de su madurez. Les noies Daure [Las chicas Daure] es un buen ejemplo del apego que tuvo Sunyer por el doble retrato femenino, con ambas figuras juntas y en posición similar. En este caso, las retratadas son las hijas de Charles Daure, hombre de negocios francés en cuya casa de Mazamet Sunyer pintó temporadas entre 1935 y 1936. Las hijas de Daure, familia con la que trabó una cierta familiaridad, posaron más como modelos que como personajes, y por ello esta es una obra en la que Sunyer puede manifestarse con libertad.

Mujer con gato es una obra de la última época del artista y, seguramente, la modelo representada sea la misma que aparece en varios de sus cuadros de los años cuarenta y cincuenta. [Francesc Fontbona]