En el sureste de Senegal, entre la curva del río Gambia y la frontera con Guinea, en la región de Kedougou, se extiende el llamado País Bassari, una zona de gigantescos baobabs milenarios y pistas de tierra roja.  En esta región rural, una de las escasas áreas montañosas de Senegal, las manifestaciones culturales de las comunidades Bassari o Bedik se han mantenido prácticamente intactas a lo largo del tiempo.

En Bandafassi, en el departamento de Kedougou, cerca del poblado de Ethiowar, una mujer bedik, Leontine Keita, se propuso, en 1999, abrir un alojamiento turístico. Este establecimiento permitiría a los viajeros conocer la cultura y las tradiciones de los bedik, uno de los grupos étnicos más reducidos y minoritarios del oriente de Senegal.

Hija de un guía e intérprete francófono, Yoro Keita, Leontine Keita estudió en una escuela católica hasta que en la secundaria, con el nacimiento de su primer hijo, no tuvo más remedio que dejar sus estudios y comenzar a trabajar.

Leontine no quería casarse joven, ni ser ama de casa; quería permanecer cerca de su hogar, trabajando. Aunque no pensaba entonces en ser la gerente de un campamento, sí que aspiraba a ser algo más que un ama de casa. Deseaba también mostrar a las mujeres de su comunidad que sí era posible desenvolverse por una misma.

Después de un tiempo trabajando como guía turística en la zona de Kedougou, su padre le cedió un terreno muy próximo a su casa familiar, en la aldea de Bandafassi, aunque sus allegados consideraban que lo que tenía que hacer era dedicarse a la familia. En este terreno puso en marcha su pequeño negocio. A una primera cabaña, sin electricidad, con una ducha al aire libre, y un fuego de leña para cocinar, se le sumaron dos nuevas cabañas construidas respectivamente en 2000 y 2001.   Los primeros clientes se alojaron en el Campement “le Bedik” Chez Leontine en 2001.  Una pareja de franceses residentes en Dakar. Poco después llegó al campamento un grupo de excursionistas, también franceses. Desde entonces, Leontine no ha cesado en ningún momento su actividad. 

Leontine ha invertido la mayor parte de sus beneficios económicos en sucesivas reformas y mejoras en el campamento. Las tres cabañas iniciales fueron reacondicionadas; se integraron cuartos de baño en las cabañas, se construyó una cocina independiente y, en el centro del terreno, se construyó un amplio cenador abierto, de planta circular, que sirve todavía como comedor y punto de encuentro de los viajeros. En la actualidad el campamento dispone de un total de ocho cabañas.

La perforación de un pozo en el interior del campamento, con ayuda de Fundación Banesto, consiguió evitar los largos desplazamientos diarios en busca de agua para la cocina y para las cabañas. Gracias al pozo, las cabañas pueden disponer de agua con menor esfuerzo. Los paneles solares primero y la corriente eléctrica después facilitaron la instalación de ventiladores en las habitaciones, refrigeradores para conservar frescas las bebidas o alimentos, y la disponibilidad de corriente para la recarga de móviles o computadoras o para el acceso a Internet.

Casada, con cuatro hijos, Leontine Keita, compatibiliza su trabajo con el cuidado de la familia. Su marido, militar destinado en Dakar, y sus hijos, estudiando, viven ahora en la capital. Leontine realiza largos desplazamientos cada mes, ida y vuelta, desde Bandafassi a Dakar, en autobús, con su vida siempre repartida entre su querido campamento, al que no quiere de ninguna forma renunciar, y su vida familiar.

A pesar de las circunstancias, a pesar de la escasez de recursos, a pesar de los obstáculos, Leontine consiguió poner en marcha su campamento turístico, poco a poco, cabaña tras cabaña. Con perseverancia, con voluntad. Como ella misma reconoce

"Mi coraje y entusiasmo forman parte de mi personalidad y eso me ayuda a avanzar un poco cada día”.