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José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945)

El Lechuga y su cuadrilla

hacia 1915/1917-1932

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre lienzo, 220 × 228 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado en el ángulo inferior izquierdo: «J. Solana» Inscripciones al dorso, en el bastidor central: «José G. Solana»; en el superior: «El Lechuga y su cuadrilla»

En El Lechuga y su cuadrilla, comenzado en Santander entre 1915 y 1917 y acabado en Madrid, Solana inmortaliza a un zapatero, según Sánchez Camargo, o a un carpintero, según Benito Madariaga, llamado Isidoro Cosío. Lo cierto es que oriundo de Santander, de la aldea de Carmona, se conocía de memoria la tauromaquia de Montes, llegando incluso a torear con el gato de su casa, tal era su afición. El traje de luces, que le confeccionó su esposa precisamente en un tono verde rabioso, dio lugar al apodo de El Lechuga. Aparece triunfador junto a su cuadrilla, pese a que se sabe que su única experiencia como torero fue realmente desastrosa.

El cuadro refleja las propias contradicciones del pintor en todo lo relativo al mundo de los toros, que rechaza por su dureza, por su crueldad y dramatismo, pero por el que sin embargo siente una enorme atracción.

Esta afición se remonta a 1909, cuando con motivo de una viaje por tierras cordobesas, conoció al novillero el Bombe, quién impresionado por sus conocimientos taurinos, le invitó a unirse a su cuadrilla, y vistiéndose de luces, logró dar algunos pases, antes de ser embestido y sacado de la plaza.

Homenajea al diestro anónimo, cuya máxima aspiración es llegar a vestirse de luces, un torero valiente cuya figura se refleja recortada sobre un paisaje montañés recreado, en el que destaca la Colegiata de Cervatos.

En esta pintura el artista recrea su mundo personal, que ha dado en denominarse solanesco, visión dramática y pesimista de la existencia, que nos acerca a la conocida España Negra.

María José Salazar