/content/dam/fundacion-banco-santander/es/imagenes/cultura/arte/coleccion/solanas-añadidos-2021/Bibliofilo.jpg != null ? bannerSimple.alt : true}

José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945)

El bibliófilo

hacia 1933

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre lienzo, 212 × 163 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado en el ángulo inferior derecho: «J. Solana» Inscripción al dorso, en el bastidor: «José Solana / El bibliófilo»

Solana interpreta el retrato, diferenciando claramente si se trata de una composición con múltiples personajes o de una composición con uno solo. En el primer caso, los retratados aparecen ajenos a la escena, sumidos en sus propios pensamientos; en el segundo, como ocurre en esta obra, presenta a sus personajes solitarios, siempre rodeados de elementos que los personifican, mediante los cuales intenta trazar su perfil psicológico.

En El bibliófilo, hacia 1933, Solana recrea sin duda la figura de su padre, persona inteligente, licenciado en medicina, gran amante de los libros, lector infatigable y poseedor de una gran biblioteca, al que desea rendir un homenaje por haberle iniciado en la lectura desde la infancia. Quizás por ello es un cuadro en el que se recrea. Utiliza sus propios muebles, pinta los lomos de los libros de su propia biblioteca y deja en el suelo una serie de láminas o grabados que nos indican sus principales aficiones, representando diligencias, mujeres toreras, carreras de caballos e, incluso, la muerte con su guadaña.

En la representación, un tanto simbólica del personaje, utiliza la figura de su hermano Manuel, aunque no parece ser su rostro, por las fotografías conservadas. Se esfuerza en trazar un personaje de gran bondad, modales pausados, elegante en su atuendo, ajeno al mundo, absorto en la lectura de sus libros. Nos hace partícipes de su estado emocional y nos muestra su respeto por la figura del hombre de edad, al que reconoce su sabiduría y experiencia.

Los tonos ocres de la composición, degradándose a lo largo de la biblioteca, el minucioso dibujo de contornos con el color delimitando las formas y la luz, otorgan a la obra tal calidad pictórica que el Ministerio de Instrucción Publica le concedió el Primer Premio en el Concurso Nacional de Retratos, celebrado en Madrid en 1933.

María José Salazar