/content/dam/fundacion-banco-santander/es/imagenes/cultura/arte/coleccion/obras/A-0207-H_presentacion_de_jesus_media-1920.jpg != null ? bannerSimple.alt : true}

Anónimo seguidor de Juan de Borgoña (1495-1536)

Presentación de Jesús y purificación de María en el templo

1535/1545

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre tabla, 121 × 89 cm

Estas tres tablas se encontraban hace más de medio siglo en la Torre de Luzea (Guipúzcoa) como anónimas castellanas. En 1987, Díaz Padrón atribuyó la primera al llamado maestro de Zamora y las otras dos al que denominó maestro de Fuentelcarnero, al encontrar coincidencias con algunas figuras de una pieza procedente del retablo de dicha población zamorana. El estilo de ambos pintores, como el del maestro de Astorga, también puesto en relación, tiene origen en Juan de Borgoña (documentado en Toledo, procedente de Italia, desde 1495 hasta su muerte en 1536). En los últimos años se publicaron documentos y obras de su hijo homónimo y de Lorenzo de Ávila, activos en Toro desde poco después de 1530 tras haber colaborado con el maestro borgoñón, pero su manera no coincide con la de las tablas de Luzea.

Ya en 2013 se catalogaron las obras como de seguidores, seguramente toledanos, de Juan de Borgoña, considerando menos capaz al de la Presentación de Jesús y purificación de María en el templo y la Adoración de los Magos en el dibujo de los rostros y en la proporción de las figuras.

En el Nacimiento de Jesús y anuncio a los pastores, la ordenación del espacio en profundidad y la composición equilibrada en las figuras de María y José, los pastores con las cabezas de los animales y la arquitectura y el paisaje derivan de Juan de Borgoña. También se relacionan con él aspectos iconográficos, como el Niño desnudo sobre el paño en el pedestal de sillares, María y José en adoración, el ángel anunciando al pastor al fondo y los dos que llegan al establo. La claridad y sencillez cromática se ve alterada por el tornasol del manto y el color de la túnica de la Virgen, lo que, unido al alargamiento de las figuras arrodilladas, obliga a la datación en el segundo tercio del siglo.

El influjo de Borgoña sigue presente, aunque más diluido en el escenario arquitectónico y en la disposición de las figuras en las otras dos tablas. Destaca el anónimo pintor por algunas peculiaridades iconográficas ajenas al relato evangélico de san Lucas y de san Mateo respectivamente. Así, en el templo, la presencia de los niños que leen o miran al que lleva un pajarito; también el sacerdote, que toma al Niño con un paño para no tocarlo directamente. En la otra tabla, el mago de raza negra se vuelve inusualmente hacia el paje –que no es el negro–, quien le entrega el vaso de la ofrenda no sin antes hacer una protocolaria genuflexión con la izquierda; también es inusual que aparezca una inscripción en la aureola de la Virgen donde se puede leer «MATER REGIS ANGELORVM».